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sábado, 17 de noviembre de 2012

** SEGUNDA PARTE, CAPÍTULO 2: LOS TRENES DEL ANTIGUO IMPERIO MOGUL (II) - DÍAS 16, 17 Y 18 DE NOVIEMBRE - 2011 **



capítulo 2 – LOS TRENES DEL ANTIGUO IMPERIO MOGUL (ii)▼▼▼


         ** 18 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)



LOCOMOTORA  ALCo  EN  CABEZA  DE  UN  TREN  DE  BALASTO  EN  JAIPUR  JCN.

LOCOMOTORA EMD EN JAIPUR
Apuesto a que hoy va a ser una gran jornada de trenes. Como aperitivo, nuestro ‘Mahrudhar Express’ ha llegado con más de una hora de retraso a la estación de Jaipur Junction, debido a un arrollamiento múltiple en Dosa, una estación situada entre Agra y Jaipur, saliendo finalmente con hora y media; de forma inmediata han acudido a mi memoria episodios semejantes vividos en el pasado, en sitios tan dispares como Montpellier y Niagara Falls. Ocurre en todas partes, y en este país se me antoja algo más que corriente. Este tren de 21 coches procede de Varanasi, y lo remolca una robusta WDP 4 de EMD de atrevidas líneas; aunque la estación es de claro dominio ALCo, con no menos de media docena de estos ejemplares moviendo trenes o haciendo maniobras. Unas pocas EMDs se dejan ver también en cabeza de los más largos convoyes.



VACA EN LAS VIAS DE MERTA ROAD
ABORDANDO  EL  TREN  EN  JAIPUR
Aunque más tarde sabré que la impresión ha sido un espejismo, hoy he creído sentir que me voy acostumbrando al modo de vida indio. Jaipur Jcn. es –o me parece- una estación menos caótica y sucia que las vistas hasta ahora. De hecho, una cuadrilla de mozalbetes se dedica a recoger los residuos de las vías y de limpiarlas con chorro de agua a presión, siguiendo la consigna dibujada en un cartel ‘Keep Jaipur station clean’. Otros carteles distintos en la estación –y en muchas otras partes- me han llevado a reflexionar divertido sobre el uso tan particular que esta nación hace del idioma inglés. Así, encontramos retorcidos giros y expresiones de la lengua de Shakespeare tales como ‘Frieght transport’, ‘Delhi Bye – Pass’, ‘foriengner’ o ‘No Entery’. Estoy seguro de que Su Graciosa Majestad se lo perdona, a cambio del oro y las joyas que sus súbditos (‘nuestros amigos’, como les llama Ankit) sacaron del país a lo largo de la ocupación.

PAISAJE  DE  RAJASTAN  DESDE  EL  TREN
  
Ya instalados en nuestro departamento ‘Sleeper AC two tier’, como el del último día, abandonamos Jaipur a velocidad reducidísima, como aquí es la norma. De hecho, Ankit se ha subido en marcha, como muchos otros, tras conseguir unos sándwiches y unos refrescos en el andén. Por la derecha nos abandona enseguida la vía estrecha de Churu. Sin mucho esfuerzo aparente, nuestra locomotora americana lanza el tren a unos buenos 110/120 km/h, por una vía doble –sin electrificar- que presenta una magnífica calidad para la carrera. La circulación, como es norma en la Commonwealth, es por la izquierda. De hecho, la vía por la que ahora circulamos era también estrecha hasta no hace muchos años, circulando en paralelo a la de ancho estándar, y en Phulera todavía se ven vías de ese tipo abandonadas, en las que descansa el esqueleto calcinado de una ALCo YMD. El paisaje es del tipo sabana, con una buena presencia de árboles. En algunos momentos se abre para dejar paso a enormes extensiones inundadas, dedicadas a la obtención de sal. 

ATARDECER  DESDE  EL  TREN
Al final, este tren indio ha acabado por ponerme nervioso. A pesar del confort que supone ir solos en nuestro departamento , las pequeñas montañas de ropa de cama usada sin recoger en derredor nuestro, la acumulación de desechos de todo tipo bajo los asientos, los ratoncitos que de nuevo corretean alegres a lo largo del coche, y el tremendo impacto de mi cabeza contra la persiana metálica que inopinadamente se ha bajado ante mis narices en el paso entre dos coches… todo está contribuyendo a ello, así que me asaltan los deseos de llegar cuanto antes a Jodhpur; el paisaje dista bastante de ser bonito, y las líneas que confluyen a la nuestra que en mi mapa figuran como de vía estrecha, hace tiempo que ya no lo son.

Y a Jodhpur llegamos por fin entre dos luces y con una hora de retraso. Quizá por lo comentado antes, y porque mi organismo y mi espíritu andan algo enajenados debido el enfriamiento que padezco, esta noche la naturaleza del país me ha golpeado de forma inmisericorde, y el ambiente de la estación me ha superado por momentos. He padecido acercamientos de sujetos ofreciendo rickshaws, tuc – tucs,  y artículos y útiles de toda clase; de niñas que no tendrán ni tres años pidiendo limosna, que me agarran, que me impiden casi andar, a coro con sus jóvenes madres sentadas comiendo el pan que cogen directamente del suelo. Éste aparece lleno de personas, muchas, durmiendo o sentadas, esperando que pase algo…y yo soy, como poco, fuente de curiosidad para todos ellos. 

LOCOMOTORA DE VÍA ESTRECHA EN JODHPUR
Contemplo con estupor jóvenes hombres-araña arrastrándose con unas aperturas de piernas imposibles, mientras de un agujero salen una, dos… hasta ocho ratas, que corretean sin ser molestadas entre la gente y por los andenes; jamás había visto tantas juntas. Los bajos de la preciosa locomotora ‘Prairie’ de la vía estrecha, situada sobre un pedestal a la salida de la estación, aparecen asimismo llenos de tales animales. Así que, en un instante posterior, me encierro en la suite del precioso hotel-palacio que me ha tocado en suerte, sin ninguna intención de salir… antes de que el ánimo acabe por saltar hecho trizas.                                                         


         ** 17 DE NOVIEMBRE ** ▼(Haz click aquí para mapa de ruta)


Los locales se refieren, en un ligero tono jocoso, a la ‘mordedura de la cobra’ como a los nada infrecuentes desarreglos intestinales que los extranjeros solemos experimentar en la India. Bueno, el caso es que a estas alturas, la cobra todavía no me ha mordido, pero sí el tigre. El potente aire acondicionado en coches y edificios, y el contraste con el calor de la calle me han hecho coger un terrible resfriado. A consecuencia de ello, he ingerido agua del grifo para tomarme la pastilla de rigor, y Ankit se ha enfadado conmigo. ‘Ni los indios bebemos agua del grifo. No es agua corriente, sino acumulada en depósitos’. Segunda estupidez que cometo en el país. Las precauciones deben ser tomadas constantemente. En la India no resultan sencillas las cosas.

HAWA    MAHAL
MONOS   EN   LOS   TEMPLOS   DE   GALTA
De camino al impactante Hawa Mahal, o palacio de los vientos, observo más detalles que tras cinco días aquí, ya no me sorprenden en absoluto: pequeñas subestaciones transformadoras ubicadas justo al lado de las viviendas, algo impensable en Europa. Para el arrastre de los decrépitos carromatos de transporte –en los que se cargan desde lavadoras a tomates, desde bicicletas a estiércol-, se usa cualquier tipo de animal a mano (menos, naturalmente, las vacas): camellos, burros, caballos, elefantes… todos contribuyen al sostenimiento de la economía.  

Las primeras visitas de hoy nos han mantenido alejados de estas realidades recién descritas. El ‘Albert Museum’ de la ciudad es casi fastuoso en sus presentaciones, como fastuosa es la residencia del antiguo gobernador inglés en la que tiene su sede el museo. A continuación, el Templo Birla fue un regalo de la familia de igual nombre, una de las más poderosas de la India, y se construyó  en el mismo tipo de mármol que el Taj Mahal. Tan sólo tiene 26 años de antigüedad, pero su diseño es de un terrible atractivo. Tras la pequeña ceremonia hinduista que hemos presenciado en su interior, la foto del lugar me ha costado una tremenda bronca de un uniformado armado hasta los dientes. No lo he entendido muy bien pues, en contraste, el detector de metales a la entrada del templo ho ha servido para nada, como en la mayoría de las ocasiones aquí.
                                                                                                                                                                                           
PALACIO   EN   JAIPUR

 El siguiente destino nos devuelve a la India sórdida y cristalina, porque el siguiente templo es muy distinto. Galta Temple está dedicado al dios mono, y por supuesto, cientos de estos animales lo habitan. Se alimentan de ofrendas, y de basura. Porque el sitio es un enorme estercolero, y el hedor llega punzante desde todos los rincones, molestando  nuestro olfato. Otros animales, en menor proporción, trepan por las paredes del lugar. Apenas sorprende que se trate de ratas. Los gurús y peregrinos que viven en el lugar y cuidan de él, duermen literalmente entre ellas. Y la anécdota de la jornada ha sucedido a continuación, cuando nuestro chófer casi ha sido agredido por otro nervioso conductor, por no haber cedido –según este último- el paso, cuando tal cosa parece no existir en el país. No dejo de asombrarme.
TEMPLO   DE   JAGAT
TEMPLO   DE   JAGAT

Tras la visita al templo de Jagat, y antes de la comida, Ankit me muestra el cenotafio donde aún hoy se incinera a las majaraníes de Jaipur. Un curioso e inquietante lugar. La colación hoy, para descanso de nuestros estómagos, ha tenido lugar en un local de una afamada compañía americana de comida rápida. Y en el establecimiento, he cometido el desliz de pedir una hamburguesa ‘quarter pounder’, aunque Ankit me lo ha disculpado con una sonrisa. ‘Sólo pollo, sólo pollo’, aclara.


LOCOMOTORAS DE LAS VÍAS ANCHA Y ESTRECHA
MATERIAL  EN  JAIPUR  JCN.
Mi mapa de los ‘Indian Railways’ asegura que en la estación de ‘Jaipur Junction’ tiene su origen una línea de vía estrecha. Aunque está en marcha, desde hace bastantes años, un vasto programa de conversión de las líneas de vía de ancho métrico o inferiores al ancho estándar indio en todo Rajastán (y, por ende, en todo el país), afortunadamente aquí no ha llegado todavía. Confieso que, como aficionado, mi debilidad es la vía estrecha. Hemos contemplado la llegada de un tren y la la subsiguiente maniobra para invertir la marcha de la locomotora, una primorosa  aunque gastada YMD 4 construida bajo licencia ALCo, como muchas de sus hermanas mayores, y con cuyo sonido me he deleitado durante un buen rato. Arrastra una composición homogénea de doce coches de estilo colonial, todavía con freno de vacío y enganche de nariz. Le he calculado unas 450 - 500 toneladas, y nos aseguran que se moverá a la asombrosa velocidad de 80 – 90 km/h –para tratarse de vía métrica-, hasta su destino final en Churu, situado a 200 kilómetros de distancia. Cifras impensables en nuestro continente para explotaciones de ese tipo.

LOCOMOTORA DE LA VÍA ESTRECHA

                                                                                                                               

Y antes de retirarme al hotel a descansar e intentar recuperarme del enfriamiento, reparo en una pequeña delicia sobre un pedestal en la plaza de la estación: una locomotora de vapor de la vía estrecha, de rodaje ‘American’ pero de claro marcaje inglés. De hecho, fue construida por la muy  británica Bagnall en los años cuarenta, y y tan sólo hace unos pocos lustros que sus pequeñas ruedas dejaron de girar. 

  
         ** 16 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


Según nos contaron anoche, algunas partes metálicas de la que iba a ser mi habitación de hotel se encontraban en tensión eléctrica debido a una derivación. Así que hubo que improvisar otro alojamiento, en el que, a pesar de insistir en que me daban la ‘habitación silenciosa’, la noche ha sido un tormento de largos bocinazos de locomotoras que entraban y salían de la estación de ferrocarril, cuyos maquinistas son tan ruidosos como sus colegas automovilísticos. No quiero ni imaginar cómo serían las otras habitaciones.

FUERTE       AMBER


SUBIDA  AL  FUERTE  AMBER


Para hablar del fuerte de Amber, como de otras construcciones históricas que vendrán a lo largo del viaje, hay que empezar a pensar en grande. Estamos hablando de la antigua capital de Rajastán (la nueva es Jaipur, una ciudad de ‘tan sólo’ cuatro millones de habitantes), y se construyó cercada por un extenso lienzo de murallas que serpentean por las cumbres de los montes cercanos, como si de una pequeña muralla china se tratara. En su interior, viviendas en ruinas, y, por encima de ellas y de un pequeño pero hermoso lago con un huerto en su isla central, uno, dos… hasta tres fuertes. El más antiguo (S. XVI) es el más grande, y en él, y sobre su enorme conglomerado de palacios, vestíbulos y terrazas, vuelve a volar mi imaginación con las historias de princesas y marajás que me relata Ankit. Todo es de un exotismo exquisito. Los turnos para subir al fuerte en elefante son rigurosamente controlados, pues no se les permite a los animales mas que cuatro subidas y bajadas diarias, porque el calor y el esfuerzo les pueden afectar y ‘volverse locos’, como me cuenta mi amigo. Exactamente eso es lo que ocurrió hace tres años, y una guía fue pisoteada por uno de los proboscidios. No ejerció más.


Tras la independencia de la India, la influencia y los privilegios de los varios centenares de marajas que gobernaban el país a modo de reyes feudales fueron progresivamente recortados, y muchas de sus riquezas confiscadas en aras del bien común. De estos recintos, en particular, se extrajeron hasta dieciséis (!!) camiones grandes del ejército indio llenos de oro y joyas. Hubo que enviar varias expediciones de soldados para localizar aquellos, pues las primeras sucumbieron a los picotazos de miles de serpientes ponzoñosas que se encontraban en las cámaras de los tesoros. De película.

PALACIO    DE    JAIPUR
Porque sí, como ya he dicho, la India es un país muy rico en recursos de todo tipo, y uno no acaba de entender porqué mucha gente aquí pasa necesidades. El centro de la ciudad rosa, pues así es como se conoce a Jaipur, está ocupado por el palacio de un marajá fallecido hace unos meses. Su sucesor actual, el único hijo varón, tiene tan sólo 14 años. La familia sigue viviendo en un suntuoso edificio más allá de las primeras murallas, y una parte de los edificios son accesibles. Los ingresos procedentes de las visitas van directamente a la familia de nobles, a pesar de que los fastuosos trajes, los delicados lienzos y los salones con sillas de plata maciza… muestran a las claras que esos ingresos no les son necesarios para la subsistencia. Al salir del palacio, la India real. De nuevo, una muchedumbre que ofrece desde libros hasta tarjetas de memoria, desde servicios de ‘rickshaw’ hasta pulseras artesanales baratas. Otros no ofrecen nada. Se limitan a implorar cualquier cosa desde el suelo, mientras arrastran penosamente sus cuerpos deformes, a los que casi siempre les falta alguna parte. Jamás vi tanto contraste.

PUERTA  DEL  PALACIO
ENCANTADORES    DE    SERPIENTES
Los encantadores de serpientes se dejan ver por aquí de nuevo, mientras suena la llamada del Ajan, que es como se denomina al muecín en esta parte del mundo. Una nueva forma de vida puebla las calles: pequeñas piaras de unos cerdos grandes, negros y a manchas hozan despreocupados en el fango de las calles. Estas escenas van a tono con la contemplación del lugar donde lavan los platos del restaurante donde ha tenido lugar la humilde colación del mediodía. Casi se ha ofrecido a mis ojos por error, mientras buscaba el cuarto de baño (por llamar de algún modo a tan apestosa e inmunda celda), y ha resultado un espectáculo altamente vomitivo.

En las afueras de Jaipur, el palacio de Jal Mahal, en el centro de un lago, es casi imposiblemente romántico, aunque no es mas que un pabellón de caza, pero Ankit me asegura que en el pasado también se alquiló para pasar la noche de bodas a parejas de recién casados. No se me ocurre un mejor lugar para tan carnales menesteres.

JAL MAHAL
Y, como también yo tengo un pequeño palacio mogul como alojamiento, hoy toca retirada temprana tras la cena –¡qué experiencia la vuelta nocturna en tuc-tuc!-, para disfrutar de los aposentos. La India es un país duro, incluso a veces muy duro, aunque al final casi creas que te vas acostumbrando; es por supervivencia, supongo. La necesaria abstracción llegará a ser casi total tras el gin-tonic que saboreo en la terraza del hotel, con el universo de pequeñas luces de la ciudad a mis pies.



▲▲▲ capítulo 2 – LOS TRENES DEL
ANTIGUO IMPERIO MOGUL (iI)

1 comentario:

  1. Este tren sigue dejando maravillosos momentos en mi retina...Me encanta acompañarte en este viaje,sigues mostrandonos esa India preciosa,pero sin olvidarte nunca de la personas que viven allí....Sigo aprendiendo a valorar todo ese mundo fantástico de los trenes... y tú sigue valiente,ya sabes que aunque se gane nunca es suficiente......

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