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martes, 1 de enero de 2013

** SEGUNDA PARTE, CAPITULO 4: LOS TRENES DEL ANTIGUO IMPERIO MOGUL (IV) - DÍAS 23, 24 Y 25 DE NOVIEMBRE - 2011 **


SEGUNDA   PARTE 



capítulo 4 – LOS TRENES DEL ANTIGUO 
IMPERIO MOGUL (iv)▼▼▼


 ** 25 DE NOVIEMBRE  ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


REFLEXIONES


Esta nación... sobrecoge. Sobrecoge el alma, con la contemplación de un patrimonio tan rico como ningún otro país de la tierra seguramente posee. Sobrecoge el corazón, sintiendo el desgarrador aliento de la miseria en tu cogote a cada paso, y sintiendo de igual modo la impotencia de saber que el remedio se antoja imposible. Sobrecoge la mente, al asimilar las poderosas cifras de las que hace gala en tantos aspectos. Y sobrecoge el físico, obligándote a un terrible esfuerzo para experimentarla, para sentir la pulsión de la vida que llena cada rincón de estas tierras. Porque la India es así: intensa, embriagadora y excesiva, un lugar que tensa las fibras nerviosas y exprime los sentidos, todos y cada uno de ellos, hasta llevarlos a unas dimensiones nunca antes visitadasLa India, con sus centenares de lenguas oficiales y sus miles de dioses de distintos credos, sus muchos millones de bocas que alimentar, su limpia democracia -una ‘rara avis’ y un modelo para la región-, sus tensiones religiosas, sus arrebatadores y formidables paisajes y ecosistemas, sus misiles balísticos AGNI de alcance intercontinental con cabezas nucleares… no existe un país tan singular en todo el orbe. Ódiala o ámala, pero estoy muy seguro de que nadie, absolutamente nadie, es capaz de quedar indiferente tras conocerla y vivirla en su genuina expresión.






















Yo no sé si la he amado, pero la he disfrutado con gusto, y la he sentido con pasión. Sus gentes son, en la mayoría de los casos, encantadoras. Si en alguna ocasión he llegado a pensar que caen a menudo en la impertinencia, es evidente que mi capacidad de empatizar fracasaba en tales momentos. Consideremos que en este país, la quinta parte de la humanidad vive en una porción de superficie equivalente a la cincuentava parte de las tierras emergidas. No hay mucho espacio para repartir y no sobran los recursos. Ellos aspiran a sobrevivir, a existir dignamente, a ser felices... nada distinto de lo que está en nuestra intención. De hecho, los pobres hacen lo que pueden en ese sentido, y sin perder de vista ni traicionar prácticamente nunca su máxima de respeto por la vida, por toda clase de vida. El día a día ofrece muchas dificultades a los indios: no es de extrañar la gran cantidad de lisiados, accidentados, quemados… que se ven aquí. Porque la vida puede ser dura, incluso extremadamente dura para un porcentaje elevado de la población india. Por todo lo dicho… ¿viviría yo aquí? De ninguna forma. ¿Volveré algún día? Estoy seguro de ello. En mi corazón ya vive la India. 


 Un cambio en la fecha y en las horas de vuelta va a suponerme varias ventajas añadidas. El regreso a Europa va a tener lugar en completa luz del día, algo que prácticamente no había sucedido en mis trayectos aéreos de larga duración, y cuando las nubes lo han permitido, he disfrutado de algunas excelentes panorámicas de Afghanistán y el Mar Caspio. Dos tranquilos vuelos y doce horas después de salir de Mumbai veo por fin –literalmente, gracias a una cámara instalada en la parte delantera del avión- tomar tierra al 777 de Air India en el concurrido aeropuerto internacional de Frankfurt, que me acoge a la europea: calles empapadas y dos grados de temperatura. Es Frankfurt, sin duda, otra gran ciudad como Mumbai, pero sin embargo, tan distinta... Una brutal transición.


Tras quince días sin apenas ingesta de carne, y molestando a mi conciencia, que es prácticamente vegetariana , por la noche me he dado un festín de los muy celebrados embutidos y salchichas germanos, sin que mi estómago haya emitido la más mínima queja. No salgo de mi asombro. Y antes de irme a la cama, donde el cansancio acumulado durante un mes, y la calefacción al máximo de mi hotel van a ejercer un efecto anestesiador, dejándome fuera de combate durante ocho dulces horas, descubro que, por las luces y los adornos de los árboles en la calle, en Europa es ya Navidad.




         ** 24 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


Mumbai… ¡qué ciudad! Como una de las grandes megalópolis del orbe que es, su fisonomía recuerda mucho a la de otras hermanas suyas. Su carácter cosmopolita, no hay duda, se encuentra muy alejado del de la más provinciana Delhi. Aparece claro para al viajero que económicamente es uno de los pulmones del país, si no ‘el pulmón’, por excelencia.

LOS   'DOCKS'   DE   MUMBAI
La zona portuaria o ‘Docks’, a la que nos dirigimos a primera hora de la mañana, nos enseña una actividad frenética de gente de todo tipo subastando, limpiando y seleccionando el pescado. Para recordarnos a qué país pertenece este puerto, está el nauseabundo olor que todo lo invade, procedente de miles y miles de peces muertos esparcidos por todo el perímetro, y sobre los que se abalanzan ejércitos de gaviotas hambrientas; uno no puede dejar de pensar, ante la contemplación de tan luctuoso espectáculo, en el tremendo ejercicio de despilfarro sin sentido que supone el hecho en un país como este, tan necesitado de recursos alimentarios. Observo acto seguido que mi amigo Ankit no se encuentra reflexionando del mismo modo que yo: simplemente se tapa la nariz y la boca con el pañuelo, porque es incapaz de soportar el hedor. Finalmente yo también. El intenso pulso de vida que constituyen el bullicio de la gente y el trasiego de pequeños barcos de alegre y colorido marcaje no compensan. Tenemos que escapar.

CABRA CON COLLAR

EMBARCACIONES   ABANDONADAS (ARRIBA)                  ARAÑA (ABAJO)
Mumbai posee varias islas de mediano tamaño esparcidas por las diversas bahías que conforman sus costas. Casi todas poseen algún tipo de complejo petroquímico o alguna gran terminal de carga de mercancías. La que vamos a visitar también, pero en ella además encontramos unos cuantos tesoros de un valor histórico excepcional. Sobre la masa cruda de la roca, alguien excavó hace quince siglos uno, dos… hasta cinco templos, de diverso tamaño. El mayor asombra por el titánico trabajo que debió suponer horadar y cincelar las numerosas  columnas y salas. Estas últimas albergan figuras de diversas deidades de la religión hinduista, esculpidas de modo exquisito, pero -¡ay!- destruidas parcialmente y con sus miembros arrancados por los colonizadores portugueses, que las consideraron inspiradoras de ritos paganos, y de este modo mutilaron unas joyas arqueológicas irreemplazables que, a pesar de todos los desperfectos, han sido declaradas patrimonio de la Humanidad. Qué falta de sensibilidad y de visión de futuro, la de los lusitanos.

De vuelta a tierra firme, mi afición por la fotografía me ha costado otra regañina. La ‘Indian Navy’ tiene aquí una de sus bases, por lo que la toma de instantáneas se encuentra rigurosamente prohibida. Un gran portaaviones y varios submarinos destacan entre otras muchas naves pintadas en el mortecino color gris de la guerra. En cualquier caso, es manifiesto que este país se encuentra bien preparado para la lucha armada. Y según progresamos en nuestro humilde catamarán, y a medida que nos aproximamos de nuevo a tierra firme, uno comienza a sentirse empequeñecido por la magnificencia de la ‘coastline’ de la ciudad, con el horizonte totalmente inflamado de construcciones, muchas de las cuales son de una respetable altura.

 A la estación Victoria no hace mucho que le cambiaron el nombre, y en la nueva nomenclatura luce ahora como ‘Mumbai Central’. Es una grandiosa edificación de estilo Victoriano con detalles autóctonos, como muchos otros edificios de aquí, que nos hablan del peso que la ciudad tuvo ya en el pasado como centro administrativo. El ambiente en su interior es genuinamente indio: de auténtica locura; los enormes vestíbulos son cruzados continuamente en todos los sentidos posibles por una ensordecedora amalgama de viajeros, prestos casi todos ellos a hacer un uso masivo de las EMUs que sirven los tráficos locales. Veo a un hombre como se tira literalmente a la caja de la vía (casi una trinchera, dada la altura de los andenes indios), por la que corretean sin ser molestadas las ratas, y cómo comienza a recoger cualquier desperdicio aprovechable. Los atentados contra el Hotel Palace y el Hotel Trident tuvieron su origen en estos espacios. Los terroristas, al verse descubiertos, dejaron aquí varios cadáveres antes de dirigirse a los hoteles, donde les esperaban sus compinches. Una truculenta historia que los habitantes de Mumbai todavía conservan fresca en su memoria. Pero me queda claro que es una imagen que todavía le duele a la ciudad.

ESTACIÓN    VICTORIA
ESTACIÓN    VICTORIA
TRENES DE VIAJEROS


LAVANDERÍAS EN MUMBAI

Cuando la tarde va tocando a su fin, nos situamos en un punto sobre las vías, donde contemplamos por igual el incesante tráfico de trenes de todos los tipos y la sordidez que impregna la superficie ferroviaria. A la misma sordidez no son ajenos los lavaderos al aire libre situados muy próximos. Ankit apunta que no son visitables ‘in situ’, y yo le replico que afortunadamente, ello es así. La zona aparece rodeada de rascacielos, algunos con un diseño de lo más vanguardista. Los contrastes de siempre. Y para cerrar las visitas de hoy, un muy bien cuidado parque dedicado a las personas mayores, en el que tiene su hogar una nutrida colonia de atractivos córvidos bicolor. Una música de influencias locales llena todos los espacios, que inmediatamente me traslada una peligrosa melancolía por tener que dejar el país en unas horas. Será todavía mayor tras una postrera visita a ‘Gateway of India’.



CUERVOS   EN   PARQUE   DE   MUMBAI


Y llega la despedida de mi guía y amigo. Unas cervezas ‘Kingsfisher’ compartidas en un extraño local regentado por nepalíes y abarrotado de occidentales de blanca tez, unos abrazos, y el siguiente capítulo de nuestra historia común se escribirá en España, cuando resuelva sus problemas para conseguir el visado. Al salir a fumar un cigarro a la calle –está prohibido fumar en todos los espacios públicos en la India, incluidos por supuesto trenes, estaciones y andenes-, me llevo, tristemente, las últimas imágenes de mi estancia aquí: una viejecita menuda, de piel apergaminada, que arrastra lentamente su raído sari por el suelo, alzando una mano para solicitar una limosna que nadie le da, y tras ella, un muchacho que no pasará de 16 años, sin piernas, que avanza más que penosamente ayudándose de unas planchas de madera atadas a sus manos. No puedo seguir mirándoles…

ATARDECER   EN   MUMBAI



         ** 23 DE NOVIEMBRE ** ▼ (Haz click aquí para mapa de ruta)


Un torrente de lágrimas ha empapado esta noche el andén de la reposada estación de Udaipur. Una boda –concertada, como muchas en este país- ha tenido lugar entre una chica local y un muchacho de Mumbai, y la consecuencia inmediata de la celebración  es que la novia, de la mano de su marido, se dirige a esta última ciudad para pasar en ella el resto de sus días, junto con una abundante dote, pero alejándose, tal vez por mucho tiempo, de sus afligidos parientes. Los invitados por parte del novio, pertenecientes en su mayoría a la ‘High Class’ de Mumbai, han llenado el coche que nos ha tocado esta noche en suerte, otro ‘Sleeper AC two tier', esta vez con decoración en dos tonos de marrón –y con pequeños carteles autoadhesivos en los vestíbulos llamando la atención sobre sus recientes ‘desratización y desinsectación’, con lo que esta noche nos veremos libres de los pequeños roedores deambulando a nuestros pies-.  En la estación, la vía estrecha corre en un sentido hacia Ahmedabad, y la ancha en el contrario hacia Chittaugargh, con lo que Udaipur, ferroviariamente hablando, presenta un esquema similar al de Cartagena. En Chittaugargh invertimos la marcha, mientras tratamos de aprender algo de gaélico con una pareja de jóvenes mochileros irlandeses que, tras dar una pequeña propina al revisor, se han puesto a beber cerveza de firme, como no podía ser de otra forma.

El estado de las vías del país, excelentes por lo vivido hasta ahora, ha permitido un buen descanso en nuestros estrechos lechos en posición longitudinal al sentido de la marcha. Cuando despertamos, hemos abandonado ya el mítico Rajastán y sus palacios de ensueño, y nos hallamos en el más sureño de Gujarat. La vía es doble, electrificada, y la presencia de palmeras va haciéndose más habitual a medida que progresamos hacia el sur. Cruzamos numerosos ríos, que por su caudal recuerdan a los grandes cursos norteamericanos o rusos. El agua se hace omnipresente.



La línea que recorremos, entre Godhra y Surat recibe al menos en ocho ocasiones la conexión de líneas vecinales de anchos de 0’75 ó 0’60 metros, según mi mapa de ferrocarriles del año 2005; aunque ayer compré una nueva guía de los FFCC indios (¡por menos de un euro!), y no muestra ninguna de ellas reflejada. Para mi contrariedad, tan sólo he visto restos de tales vías en Ankleshwar, y demasiado fugazmente. Mi afición por la vía estrecha me ha sugerido de forma inmediata una futura vuelta de exploración más profunda por estos lares.



EMU  CLÁSICA  EN  MUMBAI  CENTRAL
Los puntos de cruce y alcance a lo largo de nuestra línea se sitúan, de forma bastante inteligente -y en una disposición que ya he observado en otros países- entre las vías generales. En uno de tales puntos he contemplado, sin el menor atisbo de sorpresa a estas alturas, a un tren de viajeros con vagones de mercancías situados en la cola del mismo. Estamos ya en el estado de Maharashtra, y acercándonos más y más a Mumbai. El hecho se aprecia claramente: ya desde una hora antes de la llegada, el tráfico de EMUs de doce coches de moderno diseño –siempre atestadas y siempre con racimos de gente a punto de caer a la vía que sobresalen por las puertas exteriores abiertas de par en par- comienza a ser intenso, y la vía doble pasa a ser cuádruple, séxtuple… el pasado colonial de la zona nos lo recuerda de manera muy evidente la estación de Santa Cruz. La trama urbana se torna densa, densísima… numerosas composiciones de EMUs de nueve coches de generaciones y tecnología superadas se muestran a los ojos del viajero apartadas para desguace en diversas estaciones; en Valsad también se muestran engarzados un par de coches ‘double deckers' en una composición de largo recorrido, lo cual me ha recordado de forma muy vívida que justo ahora hace cuatro semanas abordé un TGV en Figueras igualmente con coches de dos pisos en su composición… y hasta ahí llegan las semejanzas.

LLEGANDO   A   MUMBAI
FLORES   EN   LA   CIUDAD
Y llegamos al fin a la terminal de Bandra, con diez minutos de adelanto. La primera impresión de Mumbai es que esto no es oriente. Inopinada, abruptamente, acabo de despertar del sueño de las mil y una noches. ¿Qué es Mumbai, entonces? En este viaje parece que las posibilidades y las potencias del país se me fueran ofreciendo en escala ascendente… ¡y de qué modo! Porque hablar de una ciudad en la cabría más de la mitad de la población española, se antoja tarea difícil. Por un momento, y antes de cruzar un larguísimo puente colgante sobre una bahía, me ha recordado la silueta del bajo Manhattan vista desde New Jersey. 

EDIFICIOS VICTORIANOS 
'GATEWAY  OF  INDIA'
CARROZA   DECORADA

Ya de noche, variados retazos de un reciente pasado victoriano han adornado nuestro paseo vespertino. Y desde Marina Drive, al lado del mar, la línea de costa iluminada recuerda… qué se yo; quizá alguna lejana y exótica playa, como Copacabana, o Surfers Paradise… Una mezcla arrebatadora de substancias. Al final del ancho bulevar se encuentra la icónica ‘Gateway of India’ (no confundir con la –ahora lejana- ‘Indian Gate’, de Delhi), justo al lado de dos hoteles de bella factura, cuyos alrededores aparecen llenos de vallas de la policía de Mumbai, y tomados literalmente por vehículos del Ejército Indio. Seguramente ello se deba a que, hace ahora tres años, un grupo de terroristas pakistaníes convirtieron el lugar en zona de guerra durante tres días. Antes de caer abatidos por las fuerzas especiales del ejército, dejaron un reguero de 173 muertos y 327 heridos.

EDIFICIO   DEL   HOTEL   TAJ,   DONDE   TUVIERON   LUGAR   LOS   ATENTADOS   DE   2008

▲▲▲ capítulo 4 – LOS TRENES DEL
ANTIGUO IMPERIO MOGUL (iV)

7 comentarios:

  1. Ayy, Antonio, ya llega a su final y no hay mucho más que contar, aunque lo de Europa fue muy bueno también. Pero debería decir que POR FIN llega a su final. Te agradezco de corazón esas valoraciones...ya lo sabes tú.

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  2. Aunque sientas el cansancio,aunque tardes un poco más en terminar este sueño....Aunque a veces todo te parezca nada,sigue...Hay algo que perdurará,son todas las sensaciones que,alborotan todos nuestros sentidos cuando viajamos contigo en tu TREN....¡¡MARAVILLOSO final en la India!!...

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  3. Hola Fernando soy Basilio mis felicitaciones por este blog tan estupendo y por tu viaje q me perece alucinante y me hace sentir una envidia sana ya q siempre he pleneado un viaje de ese tipo pero nunca me atrevi ha realizarlo yo tengo mi pequena esperincia en el q hice de Madrid a Praga via Barcelona Zurich Viena y q me ha recordado la primera parte de tu relato . Veo q falta la parte de Iran supongo q la subiras pronto un saludo afectuoso

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  4. Gracias pòr el comentario, Basilio.... aunque te comento: está casi todo ya, si te mueves por el menú 'Entradas del Blog', en el espacio derecho sobre fondo granate, en la parte de arriba, podrás acceder a las distintas entradas, con un orden muy claro (primera parte, capítulo segundo, etc.). Ahora mismo me quedan ya sólo cuatro entradas por Europa para acabarlo...

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  5. Fernando gracias por compartir y cantar lo vivido. Los que conozco que habéis ido a India y Japón decís lo mismo, por mas que buscáis no encontráis palabras para describirlo. Un abrazo y esperamos próximas entregas.

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    1. Gracias, Antonio. Acabo de visualizarte... después de mes y medio! Pero bueno, nunca es tarde si la dicha...

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